sábado, 18 de mayo de 2013

EL ASEDIO AL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA CABEZA Y LA DESAPARICIÓN DE SU IMAGEN: PARTE TERCERA

LA SUBLEVACIÓN DEL CAMPAMENTO: 

El plan del santuario fue meticulosamente planeado por los capitanes Reparaz, Cortés y Rodríguez de Cueto, participando en ellos el teniente Rueda. Reparaz, al mando de los guardias civiles incorporados a la columna Miaja, retrasó su planeado paso a la zona de Córdoba hasta que sus compañeros del santuario se abastecieran de los alimentos necesarios para resistir las pocas semanas que, según sus cálculos, duraría el avance de las tropas nacionales desde Córdoba y su consecuente liberación.

Éste cruzó el frente por Fernán Núñez el día 25 de agosto, llevando consigo más de 200 guardias civiles pertenecientes a la Comandancia de Jaén. Entre los guardias que no participaron en los planes de Reparaz, se encontraban 50 procedentes de Linares que fueron desarmados y enviados en dos camiones primero a Jaén para después dirigirse al santuario.

Desde el principio de su estancia en el santuario el capitán Cortés había ideado junto al capitán Reparaz el sistema de defensa ante un posible ataque republicano. Éste consistía en la organización del campamento a través de cinco sectores que rodeaban todo el cerro, concediendo especial atención a la zona norte por ser la menos abrupta.

A partir del paso de las tropas de Reparaz a Córdoba, la situación de la población residente en el santuario se fue complicando por días. Las autoridades de la provincia desconfiaban de la ambigua actitud mostrada por la Guardia Civil, y que, a pesar de las buenas disposiciones que manifestaban, no dejaba lugar a dudas con el paso de más de 400 efectivos de Jaén a la zona nacional.

De este modo, en la madrugada del día 9 de septiembre llegó a Andújar Lino Tejada, delegado especial del Gobernador civil, para conocer exactamente el grado de lealtad de los refugiados en la sierra y disolver el campamento. La actitud intransigente de ambas partes tensó aún más las relaciones, llegando a su punto culminante en la escueta carta que el comandante Nofuentes dirigió al delegado gubernativo el 12 de septiembre en la que le decía: «tengo demasiados años y categoría para aceptar consejos de usted que para mí nada es ni representa, omitiendo por tanto toda explicación».

Comenzó así el lanzamiento de octavillas sobre las posiciones con el objeto de minar la moral de los residentes y provocar una reacción de la tropa contra sus jefes. Las primeras de ellas, arrojadas sobre los campamentos en las primeras horas de la madrugada, hacían ver la negativa actitud de sus mandos a aceptar las órdenes de las autoridades legítimas y les animaba a sublevarse contra ellos: «o prestáis obediencia a unos Jefes facciosos que os llevarán a la ruina o los deponéis colocándoos dentro de la legalidad Republicana presentándoos al Delegado especial del Gobernador».

Las proclamas lograron su objetivo al sembrar dudas en buena parte de los refugiados, decidiendo el comandante Nofuentes convocar a los hombres residentes en el santuario para consultarles sobre la actitud que debían adoptar. En la asamblea, el grupo de paisanos que se habían refugiado junto a los guardias, crearon un ambiente de entusiasmo hacia la causa nacional, mientras que los guardias quedaron silenciosos en su mayoría. La reunión volvió a celebrarse el día 14 de septiembre después de que los representantes de ambos bandos se reunieran en la casa de cofradías de Torredonjimeno. En esta ocasión sólo fueron convocados los guardias civiles. La actitud de permanecer en el lugar, defendida por el capitán Cortés y el teniente Rueda, no encontró eco entre la mayor parte de los guardias que optaron por la evacuación del reducto.

En ese momento, el capitán Cortés daba todo por perdido mientras en la explanada del cerro se organizaba el traslado del personal del campamento. Con la partida del primer convoy, el capitán vio cómo unas mujeres que estaban en una fuente cercana eran forzadas a subir a los camiones. Esto hizo que se abalanzara calzada abajo junto a un reducido grupo de seguidores con el fin de poner fin a la evacuación del campamento. Provistos de sus pistolas reglamentarias, detuvieron a los guardias de Asalto encargados de trasladar a los residentes en el cerro. Asimismo, fue detenido a su vuelta el comandante Nofuentes que había partido con el delegado gubernativo para concretar los detalles de la evacuación y la incorporación de sus hombres a la recién fundada Guardia Nacional Republicana.

A pesar de la actitud del capitán Cortés, continuaron los intentos de disolver el campamento de forma pacífica mediante el lanzamiento de nuevas octavillas con un lenguaje cada vez más agresivo, siendo acompañadas en esta ocasión por bombas de pequeña potencia con la intención de atemorizar a la población residente. A esta campaña, se unió el envío de parlamentarios para convencer a los jefes más destacados para que depusieran su actitud.

Entretanto, dentro del campamento se vivían horas de tensión y enfrentamiento. La postura adoptada por el capitán no convencía a un número elevado de guardias. Los que pudieron franquear los puestos de vigilancia establecidos en torno al cerro, desertaron del campamento, contabilizando Lino Tejada el 15 de septiembre 35 guardias civiles evadidos15. Esto hacía crecer en el capitán las dudas sobre la lealtad de sus hombres, por lo que dio orden de disparar a todo el que se alejara del perímetro establecido.

La desconfianza entre los jefes y la tropa se extendía también a Lugar Nuevo. De este modo, quiero referirme en este punto a las difíciles relaciones que existieron a lo largo del asedio entre el capitán Cortés y el teniente Ruano que dirigía el campamento de Lugar Nuevo. El teniente Ruano fue destituido a mediados de septiembre y sustituido en su cargo por un brigada. Este hecho se desprende del testimonio de Juan Beltrán, tío del teniente, cuando fue a entrevistarse con su sobrino el 17 de septiembre con el fin de hacerle deponer su actitud, lo cual no pudo realizar por hallarse detenido. La misma situación fue confirmada nuevamente por el propio capitán Cortés en el encuentro que mantuvo dos días después con el sargento de la Guardia Civil José Garrido, enviado por las fuerzas republicanas, al contar entre los detenidos al teniente.

Este hecho, nos deja ver las fricciones que existieron entre el capitán Cortés y el teniente Ruano durante estos meses. El teniente Ruano estaba en este año de 1936 recién ingresado en el cuerpo de la Guardia Civil y por tanto no existía una relación anterior entre los dos oficiales. Lo primero que nos hace pensar el conocimiento de su detención es que Ruano no aceptó la dirección marcada por el capitán Cortés, pretendiendo continuar como supremo jefe de la posición que el capitán Reparaz le había confiado en Lugar Nuevo, por lo que Cortés lo destituyó por insubordinación. Según el testimonio de los que lo conocieron, Ruano tenía un carácter altanero. De este modo, cuando el comandante Nofuentes hizo un relato manuscrito sobre el asedio con el fin de ser admitido en la Guardia Nacional Republicana, describe el momento en que se encontró con los oficiales sublevados momentos antes de su evacuación. Respecto al teniente Ruano afirma que «cambió su altivez y orgullo ante mi persona, que llegó naturalmente al desprecio, por pasar delante de mí con la vista baja y la cara llena de vergüenza».

La hipótesis de no subordinarse a la dirección marcada por el capitán en el cerro igualmente toma forma con el repliegue sobre el santuario realizado en la madrugada del día 12 de abril sin previo aviso al capitán Cortés. Los primeros en llegar al santuario, de las más de 200 personas con las que contaba la expedición, lo hicieron hacia las cinco y media de la mañana. El capitán Cortés, que se encontraba en esos momentos en el cementerio dando sepultura a los caídos en la jornada anterior, se quedó estupefacto. Al día siguiente envió un parte a Córdoba comunicando la odisea. El día 14 de abril volvió a referirse a la evacuación en otro parte que nunca llegó a su destino. La paloma que lo llevaba cayó fulminada por los disparos de un miliciano y el mensaje fue entregado al teniente coronel Cordón, jefe militar del Ejército republicano establecido en el santuario. En el texto se mostraba la pesadumbre del capitán por el abandono de Lugar Nuevo, pues empeoraba notablemente la situación de los refugiados en el santuario. Afirmaba Cortés que «si bien existe una desmoralización en las fuerzas [de Lugar Nuevo], no es a éstas ni a las clases a las que considero responsables del trascendental paso que han dado, sino sólo exclusivamente a la falta de energía del oficial que debió oponerse a ello a toda costa». El comunicado continúa afirmando que «teniendo en cuenta situación campamento, he dispuesto que las fuerzas y clases empiecen a prestar servicios mezcladas entre las que aquí hay que están animadas mejor espíritu y al oficial le he dejado sin mando con el fin de que se desimpresione, haciéndose al ambiente de la disciplina».

Pero volviendo a nuestro relato y disipada toda duda de la actitud rebelde de los campamentos serranos, el delegado gubernativo Lino Tejada consideró concluida y fracasada la misión que se le había encomendado, cesando en su delegación el 25 de septiembre de 1936. Pero antes quiso hacer un último intento como responsable con el lanzamiento de más de 400 bombas, cada vez de mayor potencia. Tras la marcha se hará cargo de la dirección de las operaciones el comandante general de la columna de Andalucía Hernández Sarabia.

Así quedaba oficialmente declarada en rebeldía la población del santuario y Lugar Nuevo. Una población que se componía en el santuario de 233 combatientes y 639 mujeres, niños y ancianos; en el palacio de Lugar Nuevo había 85 hombres aptos para el combate y 231 personas no combatientes. En total existían entre los dos campamentos 318 defensores y una población residente de 870.

IR A PARTE IV

EN LA PROXIMA PARTE: EL DESARROLLO DEL ASEDIO 

FUENTE: ANTONIO EXTREMERA OLIVAN -BOLETIN DE ESTUDIOS GIENNEENSES Julio-Diciembre de 2010 Nº 202 paginas dela 29 a la 36
 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario!