Debido al tiempo y al desarrollo de la guerra, los bombardeos por aire nunca fueron regulares. Tras días de relativa calma, se iniciaban otros de continuo e intenso bombardeo aéreo, reforzado por la artillería. Desde el aire, ningún refugio era seguro para los centenares de personas que ocupaban el cerro.

Tras el fracaso del ataque del día 1 de noviembre, en el que llegaron a participar 9 aviones además de la fusilería y artillería, se reforzó aún más esta última por el alto grado de rendimiento que se obtenía en la destrucción. El día 5 de noviembre se situaron dos piezas más de 12’40 en la casa de Orti. A pesar de cumplir con su función, éstas se vieron insuficientes para una toma rápida de la posición, por lo que el día 9 de noviembre llegó una nueva batería de 7’5 para redoblar el castigo artillero. Un despliegue de medios desproporcionado frente a los sitiados que tan sólo contaban con fusiles para su defensa.
De los duros ataques de noviembre, las fuerzas republicanas sólo pudieron ocupar escasas avanzadillas, produciéndose, en las dos primeras semanas del mes, más de una veintena de muertos entre los asediados. Pobres resultados para la demostración de fuerza realizada y la población que se trataba de reducir. Lo que sí puso de manifiesto fue que, para tomar la posición, era necesario neutralizar previamente el cerro que ocupaba la cuarta sección.
Pero las necesidades de otros frentes hicieron que se redujeran los dispositivos allí desplazados. De este modo, en enero del 37 la tropa republicana destacada en el santuario se componía de 2 capitanes, 4 tenientes, 8 suboficiales, 185 milicianos y un capitán con 240 guardias de Asalto. Asimismo la artillería quedó reducida a una batería de 11,5.
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FUENTE: ANTONIO EXTREMERA OLIVAN -BOLETIN DE ESTUDIOS GIENNEENSES Julio-Diciembre de 2010 Nº 202 paginas 41 y 42.
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